No hay nada tan potente como la oración. Y lo irónico es que está al alcance de todos los mortales.
La oración no requiere dinero ni clase social ni elegancia… ni siquiera pertenecer a una determinada iglesia o ser creyente, ¡absolutamente nada!
Muchos individuos que se vanaglorian de ser ateos o que no son creyentes en la Fe Cristiana; y otros llenos de riquezas que sólo creen en el dinero, a la hora de su muerte, si tienen la oportunidad de estar conscientes, por el temor a lo desconocido después de la muerte, harán una oración a Dios. No lo duden, el más fuerte ante la muerte se doblega.
Todo lo que usted necesita para hacer una oración de fe es, simplemente, hacerlo.
Diga un Salmo o el Padre Nuestro, y comience en el nombre de Jesucristo a hablar con Dios.
Explíquele todo lo que usted siente y desea, y Él hará lo mejor para usted.
Tenga la seguridad de que su oración, si fue sincera, no será en vano.
Dios hará lo que tenga que hacer por su bien; aunque algunas veces no es lo que pedimos, porque lo hacemos mal; sin embargo, Dios y su Hijo, saben lo que necesitamos.
Amén. Así sea… En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¨Exhorto ante todo, a que se
hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los
hombres;
por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y
reposadamente en toda piedad y honestidad.
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador…¨
1Timoteo, capítulo 2, versos 1-3
¨Sin fe es imposible agradar a Dios¨
Por: Eric Aragón